PAMPLONA - Si las tareas escolares cumplen una función o deberían eliminarse es “un debate recurrente”, apunta Irene López-Goñi, profesora en la UPNA en la titulación de Formación del Profesorado, quien ve claves dos cuestiones en esta discusión: la edad del alumnado y la cantidad de deberes que se piden. “Es comúnmente aceptado entre los profesionales de la educación que no deben mandarse tareas para casa al alumnado más joven, y que sí hay que hacerlo conforme la edad avanza”. La cuestión, por tanto, es decidir cuándo y qué tipo de deberes se pide.
López-Goñi apuesta por que no existan tareas en Infantil ni en los dos primeros años de Primaria, pero “parece razonable que a partir de Primaria, donde el alumnado inicia cierto tipo de aprendizajes que se pueden activar aplicando lo aprendido en contextos reales, estos comiencen a asegurarse fuera del horario escolar”. Una de las cuestiones que considera vitales es que haya coordinación entre los docentes para que “no existan picos de tareas o un exceso de ellas”. Y eso ya se resuelve, recuerda, “con una agenda escolar”, en papel o digital.
El debate de fondo, en cualquier caso, es si ahora el sistema educativo es demasiado “academicista” (y apunta, sobre todo, al actual Bachillerato) porque considera que, “mientras se exija la cantidad de contenidos actuales, el profesorado no podrá responder más que desviando (aquellos que se lo permitan) contenidos fuera del horario lectivo”.
¿Y ahí, cuál debe ser el papel de las familias al ayudar con las tareas? En este sentido, López-Goñi, que es responsable pedagógica de la Federación Navarra de Ikastolas, sostiene que “en las ikastolas, desde su inicio, se ha sentido la necesidad de enviar tareas que sean realizables por parte del alumnado sin la ayuda de las familias”. Porque los progenitores pueden no saber euskera. Y la posibilidad de que haya familias que no puedan destinar el mismo tiempo a estas tareas es, para López-Goñi, un factor que puede generar desigualdad, similar a quien puede pagar academias privadas o no o las familias que, ahora, carecen de ordenador o conexión en casa.