PAMPLONA - Hay una tarea pendiente en la educación navarra: abordar el debate de si la carga de deberes que realiza el alumnado es excesiva. Esa cuestión, recurrente y que genera posiciones enfrentadas, tiene diversas aristas. Las preguntas que suscita el tema son cuántas tareas fuera del aula pueden o deben encargarse, de qué tipo, cuál tendría que ser su duración y a qué edades. Por un lado, las tareas (bien planteadas) sirven para afianzar aprendizajes y trabajar la responsabilidad. Por otro, el profesorado también es consciente de que los ejercicios dentro del aula facilitan la guía del profesorado y, a menudo, el trabajo en grupo entre el alumnado. Y evitan aquellas excusas de que la tarea ha servido de merienda para el perro.
La mayoría de las asociaciones consultadas, tanto de familias como de profesorado, coinciden en una cuestión: las tareas tienen que individualizarse y adaptarse a la edad del alumnado. Lo mismo ocurre con su duración. Ahora, la asociación de la escuela pública en euskera Sortzen ha retomado el tema y, tras un grupo de trabajo en el que han participado, entre otros, padres y madres y profesorado de modelo D (enseñanza en euskera con el castellano como asignatura), han elaborado un informe en el que se preguntan si ¿Son necesarias las tareas escolares en casa? Su conclusión, llamativa, es que no lo son en Primaria. La clave, en cualquier caso, es que quiere promover el debate, más de fondo, de si la escuela tiene que replantearse prácticas ya asentadas, como es la de encargar tareas, o si habría que dejar más tiempo libre al alumnado en esta etapa.
Dos de las participantes en ese informe, Rakel Rodríguez y Ángela Campo, la primera maestra de Infantil y licenciada en Psicopedagogía y la segunda maestra de Primaria, asumen que este es “un tema polémico”, que genera debates “intensos”, pero no por ello creen que haya que darlo por cerrado. O por imposible. “Tradicionalmente, se han hecho tareas y por eso a menudo no nos preguntamos por qué se hace así, pero hay que planteárselo en algún momento”, apunta Rodríguez. “A menudo se piensa que, cuanto antes se prepara a los estudiantes mejor, porque afrontan un mejor futuro, pero también les quitamos el presente”, añade Campo, en referencia al tiempo que los escolares dedican a los deberes.
Desde la asociación de directores de centros públicos de Infantil y Primaria Nize, Pello Eguren cree clave aclarar, en esta cuestión, qué se entiende por tarea, porque se trata de “un concepto múltiple”. Por ejemplo, si son solo ejercicios para realizar en casa, estudio autónomo, un complemento a las clases... Y afirma que cada vez se da menos más este último caso, porque el objetivo es tender a una tarea más “individual y centrada en la búsqueda de información. Y no siempre con Internet”.
LOS INFORMES ANTERIORES En Navarra, esta discusión no es nueva. A finales de 2009, como parte de un informe del Consejo Escolar sobre La jornada de los escolares en Navarra, se realizó una encuesta (participaron 11.412 estudiantes de 6º de Primaria y 3º de la ESO) y se concluyó que casi el 51% dedicaba a las tareas entre 90 minutos y dos horas al día. En torno al 33% apuntó que era menos de una hora y, en el otro extremo, el 11,6% destinaba tres horas o más. Esas cifras eran mayores en Secundaria que en Primaria, y también más entre las chicas que entre los chicos. En esa misma encuesta, entre aquellos estudiantes que creían que podían mejorar en sus estudios, se les preguntó cómo, y el 79,7% respondió que estudiando más.
En Navarra, varios padres y madres trasladaron a finales de 2010 su preocupación al Defensor del Pueblo de Navarra sobre el tiempo que destinaban sus hijos e hijas a las tareas, trabajos y estudios que realizaban fuera del horario escolar. Según recuerdan desde la oficina del Defensor, entonces se apostó por, a través del departamento foral de Educación y el propio Consejo Social, iniciar un debate social, junto a la comunidad educativa y diferentes expertos. Y una encuesta web posterior, en la que participaron 78 personas, sobre todo familias (fueron 66), las personas encuestadas mostraron un amplio respaldo (más del 80%) a la utilidad de las tareas.
Pese al debate, con posiciones muy marcadas, el presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) en Navarra, Pedro Baile, cree que “todos estamos de acuerdo en algunas cuestiones: que la tarea no tiene que ser indiscriminada y que debe ajustarse al perfil de cada alumno”. Baile, por su parte, recalca que las tareas son necesarias, en general, porque “hay que transmitir una cultura del sacrificio, que los alumnos sepan lo que cuestan las cosas”.
LA AYUDA DE LAS FAMILIAS Una pregunta habitual al hablar de este tema es si con las tareas se gana responsabilidad y autodisciplina o si, en el lado contrario, al final se completan con ayuda de padres, madres o compañeros, y por tanto también puede generar desigualdad, porque no todas las familias disponen de tiempo y conocimientos iguales. Santiago Álvarez, presidente de la federación de apymas Herrikoa, también cree que este tipo de cuestiones están vinculadas con la desigualdad. Herrikoa, por cierto, forma parte de la confederación de familias Ceapa, que ya solicitó que los alumnos no tuvieran deberes fuera de su jornada escolar. Y Álvarez reconoce que ese tipo de peticiones chocan “con el profesorado y con las familias”, que valoran el esfuerzo que supone para sus hijos e hijas el tiempo que dedican en casa a las tareas.
Pero ve clave que, al hablar de las tareas, al final se está hablando del sistema educativo en general: “Con el sistema educativo que tenemos y el curriculum que se exige, si no se llega se necesita pedir tareas. Por lo tanto, no se trata solo de eliminar las tareas, sino de plantearse una reforma de mayor calado”.
¿Y LAS EXTRAESCOLARES? Camino Bueno, directora del IES Zizur, comparte esta última reflexión. La también presidenta de la asociación de directores y directoras de instituto de Navarra (ADI) apunta, a título personal, que “a menudo hay quejas sobre las tareas escolares (depende en cualquier caso de la edad del alumnado, insiste), pero también se acude cuanto antes a las guarderías. Las familias piden tiempo de ocio, pero también hay muchas actividades extraescolares”. Por lo tanto, sostiene que el debate no se puede reducir a si las tareas “son buenas o malas”. Es un debate, afirma, sobre la jornada escolar, la conciliación, el currículo y los objetivos del sistema educativo. De ahí que el deber de abordar este tema se plantee de forma cíclica. ¿Habrá esta vez un punto de encuentro?
El Post-it ¿Más tiempo libre? El informe de Sortzen sobre las tareas escolares reivindica la necesidad de más tiempo libre para los escolares de Primaria. Y, como tiempo libre, insisten en que debe ser un espacio “para que lo usen como ellos quieran, exploren”. Una duda en este sentido es si, al final, el alumnado optará, por ejemplo, por ver la televisión. Desde Sortzen aclaran que el uso de la televisión debe tener “un límite” porque el objetivo es que el tiempo libre sea “de calidad: para jugar, ir a la ludoteca o pasar tiempo en familia”.